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    Atrio Relais & Chateâux adquiere una casa palacio para ampliar el hotel

    José Polo y Toño Pérez afrontan el 30º aniversario de Atrio Relais & Châteaux, una casa viva que continúa evolucionando y creciendo con un objetivo claro: convertir a Cáceres en una referencia para el turismo más exclusivo a nivel mundial. Para ello, sus propietarios han anunciado que acaban de adquirir una casa palacio en el centro amurallado con vistas a ampliar el hotel con entre 10 y 12 residencias de lujo.

    Atrio nacía hace 30 años en Cáceres de la inquietud de dos amantes de la buena mesa por crear un restaurante del estilo de los que a ellos les gustaba visitar. José Polo se ocupaba de escoger los vinos, mientras Toño Perez se iba haciendo fuerte en la cocina. Desde la antigua ubicación del restaurante, en el número 22 de la avenida de España, José y Toño revolucionaron los códigos culinarios de la ciudad introduciendo no solo las nuevas técnicas de vanguardia sino también un nivel de excelencia en la sala hasta entonces poco habitual en la región gracias al cual consiguieron situar a Cáceres en el mapa gastronómico mundial. Hoy, ya en su nuevo emplazamiento, en plena plaza de San Mateo, continúan innovando, evolucionando y demostrando que el lujo no siempre es palpable.

    La evolución que ha vivido la casa en estos 30 años se hace patente nada más cruzar el umbral de su puerta. Las maderas, los entelados rojos, las vajillas de Limoges y los retratos antiguos que vestían el restaurante primigenio han dado paso a una sala limpia, luminosa, con cuadros originales de Candida Höfer o Georg Baselitz y en cuyas mesas, de mullidos manteles blancos, reposan platos de la mejor porcelana al natural.

    Menú degustación 2017
    Por otro lado, el nuevo menú degustación hace gala de esa cocina sincera, madura, reflexiva y despojada de toda floritura, de esa búsqueda de la pureza del sabor y del gusto del cocinero por mezclar productos del mar añorado en Extremadura con el cerdo ibérico que nace en sus dehesas. En él destacan platos como la ostra a la parrilla con vermú, el bao de tinta de calamar y guiso de cerdo ibérico (un giño al finger food) o la empanadilla de taro (un tubérculo crujiente pero nada graso y sin gluten) rellena del clásico guiso extremeño de tomate y comino pero aderezado con un irreverente toque de curry que hace de éste uno de los mejores platos de esta temporada. También sobresalen el ceviche sólido con su ritual para potenciar el sabor, el carabinero en tres servicios y el atún, que se sirve con un finísimo velo de papada ibérica que se funde en contacto con el pescado desvelando la calidad de un animal que solo ha comido bellotas. Además del degustación, hay un menú con los platos de siempre entre los que se incluyen la cigala con careta (un clásico por el que no pasa el tiempo) o las gambas marinadas.

    Bodega en crecimiento
    A la experiencia gastronómica se suman esta temporada nuevos vinos y nuevas verticales que ampliarán en unas 1.000 más las 3.400 referencias con que cuenta actualmente la bodega de Atrio. Una bodega que está considerada como una de las mejores del mundo, galardonada con el Grand Award de la prestigiosa publicación norteamericana Wine Spectator desde 2003 (año en que se convirtió en la primera bodega española en ostentar esta distinción) hasta la actualidad. “Hemos reforzado zonas que teníamos más descuidadas como Italia o el Nuevo Mundo (Australia, Chile Nueva Zelanda, Argentina y Napa Valley) aunque sin dejar de lado los grandes crus de Borgoña y nuevas verticales de vinos de Burdeos”, explica José Luis Paniagua, sumiller que atesora una colección en la que las verticales de Chateau Latour, Chateau Margaux, Romanee Conti o Chateau d´Yquem siguen siendo las estrellas.