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    Barceló invierte 40 millones de dólares en renovar el hotel El Embajador de República Dominicana

    Cuando Barceló Hotel Group adquirió la cadena Occidental Hotels & Resorts en 2015 se hizo con uno de los hoteles más emblemáticos de Latinoamérica: El Embajador, un establecimiento de leyenda en el que todo personaje relevante del mundo del cine, la música, la cultura o la política que visitaba la República Dominicana quería alojarse.

    Hoy, casi dos años después, y tras una inversión de 40 millones de dólares, el nuevo El Embajador, a Royal Hideaway Hotel ha logrado reinventarse incorporando las nuevas tecnologías del siglo XXI, los diseños más vanguardistas y conservando el ADN que en su día hizo de él el primer hotel de lujo de la República Dominicana y uno de los mejores establecimientos de Latinoamérica.

    Al amparo de esa historia, sobre la privilegiada ubicación que le otorga lo alto de una colina en el exclusivo barrio de Bellavista, teniendo a la capital de las primacías a sus pies, y con el mar Caribe como telón de fondo, este emblemático establecimiento ha vuelto a brillar de la mano de Barceló Hotel Group y de la exclusiva marca Royal Hideaway, convirtiéndose en el principal icono urbano de esta prestigiosa enseña.

    En ese regreso al Olimpo el primer paso ha consistido en rejuvenecer sus 298 júnior suites (muchas de ellas con espectaculares vistas al Caribe) con diseños elegantes y discretos; con toques de glamour, como las amenities de la selecta marca Aqua di Parma, propios de un lujo auténtico que sabe que su memoria llena de recuerdos y vivencias inolvidables lo avala; y con una amplitud excepcional que va de los 41 metros cuadrados las estancias más pequeñas hasta los 500 metros cuadrados de la Suite Presidencial.

    Una suite presidencial que, ocupando todo el último piso (noveno) del edificio, ha nacido con el firme propósito de convertirse en la joya del nuevo El Embajador, y para ello ha sido dotada de 245 metros cuadrados de habitación; 150 de terraza con solárium y bañera de hidromasaje; habitación independiente para servicio o seguridad; cocina equipada para que el chef del hotel pueda ofrecer comidas privadas a los clientes más distinguidos; sala de consejo y ascensor con acceso privado, entre otros.

    Tal como es habitual en los hoteles Royal Hideaway, El Embajador ha querido rendir homenaje a la cultura dominicana y a la capital que lo alberga desde hace más de 60 años asignando a cada una de sus plantas una primacía, los primeros edificios oficiales construidos en el Nuevo Mundo tras la llegada de los españoles a las Américas y que, aunque muchos no lo sepan, se encuentran todos en Santo Domingo: la Catedral Primada de América (2º piso); el Alcázar de Colón (3º); la Fortaleza Ozama (4º); las Casas Reales (5º); el Monasterio de San Francisco (6ª) y el Hospital San Nicolás de Bari (7º).

    Dichas obras de arte, con la ayuda del reconocido historiador dominicano José Chez Checo, han sido reproducidas en los pasillos de seis de las plantas del nuevo El Embajador, contribuyendo con su belleza histórica a avivar la leyenda de este clásico entre los clásicos.

    La recuperación del alma urbana de El Embajador, que cada año celebra más de 100 bodas y acoge a miles de clientes urbanos que visitan la ciudad, se ha apoyado también en la mejora de sus salas de reuniones y en la incorporación de 1.000 metros cuadrados más de salones, distribuidos entre los salones Protocolo, Diplomatic y el excepcional Signature Venue Embassy Garden, ubicado en el jardín, como el 40% de los 2.600 metros cuadrados que el hotel destina al segmento business, y cubierto con un sofisticado cerramiento de cristal flotado de 25 metros de largo; en la redecoración de su espectacular lobby y de su prestigioso restaurante El Jardín, cuyos fogones, junto a los del restaurante Los Porches, siguen creando maravillas culinarias bajo la batuta del afamado chef José Soto; y en la creación de un nuevo wellness & spa con piscina privada, gimnasio y cuatro cabinas de tratamientos que, bajo la denominación BI, palabra taina que significa «Centro Vida», aporta la dosis justa de paz y tranquilidad que todo huésped urbano necesita.

    Por último, para recorrer con paso firme esta nueva etapa en la leyenda de El Embajador de la mano de Royal Hideaway, el hotel se ha dotado de servicios exclusivos como el Ambassador Level, que ofrece a los ejecutivos de las plantas 5 y 6 el acceso a una recepción privada para hacer el check in y el check out y un lounge independiente en el que desayunar tranquilamente con vistas al mar, leer la prensa o tomar un té o un café durante la jornada; y el Royal Level, habilitado para que los clientes de las plantas 7, 8 y la suite presidencial dispongan de un lounge privado con exquisitas propuestas gastronómicas, dos salas de reuniones y una atención personalizada, incluyendo servicio de mayordomía y de secretaría, durante todo el día.

    Un nuevo hotel que, a partir del día 1 de octubre, concluirá un viaje al futuro que ha querido protagonizar manteniendo intacta su alma de diplomático.