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El turismo enológico, que va más allá de visitar bodegas y pasear entre viñedos, es una tendencia consolidada en nuestro país, además de un destacado motor de desarrollo en destinos de interior y del medio rural, y un complemento de gran interés en los destinos costeros.
El informe anual sobre las visitas a bodegas y museos del vino presentado por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN), que permite conocer los hábitos e intereses del turismo enológico en nuestro país, arroja un incremento en 435.020 visitas, lo que supone un aumento del 25,75% respecto al año anterior (2013), y el mayor crecimiento porcentual de número de visitantes registrado desde que se empezó a realizar este estudio. No cabe duda: nuestro enoturismo está viviendo un momento dulce, afianzándose, y se está trabajando para conseguir un posicionamiento en el panorama internacional y competitividad frente a destinos tradicionales para el turismo del vino como son Francia, Italia y Estados Unidos. Las bodegas españolas y empresas del ramo están atendiendo a un porcentaje de visitantes extranjeros en evolución ascendente, que para más de la mitad de las empresas consultadas en este artículo supera el 60%.
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