La racionalización y planificación de rutas en vuelos de larga distancia con criterios de eficiencia pueden contribuir a reducir la huella de carbono generada por los viajeros globalmente, como muestra el análisis de Mabrian, firma global de inteligencia turística y asesoría para destinos, sobre las emisiones de CO2 por pasajero generadas por las redes de conectividad aérea mundial para siete destinos de América Latina.
El estudio compara la huella de carbono por pasajero de los principales destinos de América Latina (Argentina, Chile, México, Brasil, Colombia, Perú y Uruguay) que, en su conjunto, representan el 98 % de las llegadas internacionales a la región de América Latina y el Caribe en 2024, según datos de ONU Turismo. De acuerdo con los datos de Mabrian, los vuelos domésticos e internacionales de estos siete países emitieron un total de 38,3 millones de toneladas de CO2 durante el año 2024, un +5,6 % más que el año anterior. Como referencia, las emisiones de CO2 en la región Sur de Europa, que incluye destinos como España, Italia, Grecia, Portugal o Croacia, se incrementaron un +14 % en 2024, sumando 29,9 millones de toneladas de CO2.
La huella de carbono por pasajero es un indicador elaborado por Mabrian que determina la media en kilogramos de CO2 emitida por cada viajero que llega a un destino a través de transporte aéreo. El ratio se calcula a partir de la metodología aprobada por la Organización de Aviación Civil Internacional (ICAO, por sus siglas en inglés), que considera criterios como el tipo de cabina, la relación entre pasaje y carga transportada del vuelo, y el load factor o relación de asientos ocupados y disponibles en el vuelo en grupos de rutas específicas.
“La huella de carbono por pasajero cobra sentido con el contexto que ofrecen otros indicadores de impacto de los viajeros en un destino, como el nivel y distribución del gasto. Para los destinos, la huella de carbono no debe ser solo un criterio cuantitativo, debe ser, sobre todo una herramienta de trazabilidad para desarrollar estrategias de conectividad más sostenibles, eficientes y rentables», apunta Carlos Cendra, socio y director de Marketing y Comunicación de Mabrian.
La principal conclusión de este análisis es que el ratio de emisiones por visitante a los países analizados se reduce gracias a rutas de larga distancia que, en los últimos 12 meses, han conseguido reducir sensiblemente las emisiones de CO2.
«Varios factores concurren para que estas rutas aéreas reduzcan la huella de carbono por pasajero como, por ejemplo, la renovación de la flota aérea, con aeronaves más modernas y eficientes, la optimización en la planificación del load factor, o la incorporación de aviones de mayor tamaño, respondiendo al objetivo de las aerolíneas de rentabilizar las rutas, ya sea aumentando ingresos o reduciendo costes, especialmente el de combustible, lo que contribuye a reducir la huella de carbono», explica Cendra.
Los datos muestran dos escenarios: países en los que se reduce la huella de carbono por pasajero respecto al año anterior, como Chile (-5,3 % de media), Colombia (-3,9 %), Uruguay (-3,4 %), o Perú (-0,7 %); y destinos como Argentina (+6,3 %), México (+4,7 %) o Brasil (+1,9 %), en los que aumenta. El detalle de los principales mercados de origen para cada uno de estos destinos evidencia este efecto de las «rutas eficientes», que contribuyen a la reducción de las emisiones de CO2 por pasajero.
La influencia de las rutas de larga distancia es clara, por ejemplo, en Chile, el destino de América Latina donde más se reduce la huella de carbono por pasajero de los siete estudiados en 2024, gracias a la contribución de rutas que generan un mayor volumen de emisiones de CO2, aunque las reducen respecto al mismo período del año anterior. Este es el caso de los vuelos desde Australia (-7,9 % respecto al año anterior), Nueva Zelanda (-2,3 %), o España (-0,2 %), que han conseguido ser más eficientes respecto al año anterior.
Otro caso interesante es Colombia: en este destino, dos de las rutas de larga distancia que generan una mayor huella de carbono, Turquía y Alemania, han recortado en un año sus emisiones en -18,8 % y -10,7 %, respectivamente. Un escenario parecido se repite en Uruguay, donde las emisiones de CO2 en los vuelos desde Colombia han caído un -12,1 % respecto pasado año, las de España se han reducido en un -4,1 %, mientras que las de Estados Unidos y Panamá se mantiene estables.
La reducción de la huella de carbono es clave para la sostenibilidad en el turismo porque, como indican datos de World Travel & Tourism Council (WTTC), el 6,5 % de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero provienen de la industria turística, su cadena de valor y redes de transporte internacional y, de estas emisiones, el 37 % tienen origen en el transporte de viajeros.
En este sentido, la aviación tiene un papel muy relevante, como refleja Air Transport Action Group (ATAG) en la edición más reciente de Aviation Benefits Beyond Borders 2024. Este informe apunta que el 80 % de las emisiones de CO2 de la aviación están generadas por vuelos que cubren distancias mayores de 1.500 kilómetros para los que no hay otro medio de transporte. Además, según este mismo estudio, el 2,05 % de la emisiones de CO2 generadas por la acción humana proviene de la actividad de las aerolíneas.
“Nuestros datos prueban que, a pesar de los desafíos y dificultades técnicas, tanto las aerolíneas que operan en América Latina como los destinos de la región están alineados con este compromiso, aunque aún hay margen de mejora. El siguiente paso es profundizar en la capacitación de los destinos sobre cómo operar a partir de este tipo de indicadores, y en la concienciación sobre cómo aplicar la inteligencia de datos para avanzar en materia de sostenibilidad, por ejemplo, desarrollando de rutas y estrategias de conectividad que incorporen otros parámetros de impacto al análisis que respondan tanto a criterios de crecimiento o competitividad, como de desarrollo sostenible», subraya el portavoz de Mabrian, parte de The Data Appeal Company–Almawave Group.
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