
España vive un momento histórico en su sector turístico. Según los últimos datos publicados por el Ministerio de Industria y Turismo, el gasto de los turistas internacionales en nuestro país ha superado los 105.000 millones de euros hasta septiembre, un 7 % más que en el mismo periodo del año anterior. En este contexto de crecimiento, la gastronomía se consolida como uno de los grandes motores del atractivo turístico español: el 35 % del turismo en nuestro país ya es gastronómico, y el 89 % de los viajeros buscan en sus vacaciones experiencias culinarias tradicionales, según datos compartidos en la 7ª edición del HIC Summit 2025.
El evento, celebrado este año en Ibiza, puso el foco en el papel de la gastronomía sostenible como motor de transformación y en el impacto de la Estrella Verde Michelin, con la participación de reconocidos chefs y expertos del sector. España ha encontrado en el turismo gastronómico una herramienta clave para la reinvención hacia un modelo turístico más sostenible y de calidad.
“El producto local necesita un escaparate”, defiende Elisa Hernández, jefa de sala de Es Tragó (Ibiza), uno de los restaurantes más comprometidos con el producto 100 % local y kilómetro 0, durante la jornada inaugural del HIC Summit: “El visitante viene buscando la autenticidad del lugar”.
El poder de la Estrella Michelin como agente transformador
El programa de este año giró en torno a la charla y posterior showcooking de cuatro chefs con Estrella Michelin: Xune Andrade (Asturias), Joan Capilla (Cataluña), Randy Siles (Costa Rica) y Nacho Solana (Cantabria).
Actualmente, España cuenta con 377 Denominaciones de Origen, Indicaciones Geográficas Protegidas e Indicaciones Geográficas, y 291 restaurantes reconocidos con Estrellas Michelin.
“Nuestra marca es una tendencia culinaria excelsa”, aseguró Rafael Ansón, presidente de la Asociación Española de Gastronomía, quien además recibió el Premio HIC Talentum 2025.
Un ejemplo especialmente significativo es el del chef Xune Andrade, que logró la Estrella Michelin en noviembre de 2022 en su pequeño restaurante de la localidad de San Feliz (23 habitantes).
“Nos ha permitido una revitalización de una zona claramente despoblada, con un acceso del turismo al restaurante hasta la fecha inexistente”, señala Andrade. Su propuesta se basa en productos 100 % de temporada y tradicionales, como la albóndiga de vaca con caldo de manzana y avellana.
Por su parte, Joan Capilla centra su propuesta en el Delta de l’Ebre, con un plato basado en una especie autóctona actualmente en escasez: suquet de anguila con encurtido de calabaza y cebolla: “No podemos comer el mismo producto en toda España, y lo hemos de empezar ya a entender”, explica en su apuesta por lo local. “No hay innovación sin tradición”.
En esta misma línea se posiciona Nacho Solana, desde Cantabria: “La tradición se ha mejorado con la innovación”. Aun así, advierte de los retos regulatorios: “Podemos pescar trucha para consumo local, pero cuando queremos llevarlo a la gastronomía como actividad económica, nos encontramos con muchísimas trabas administrativas”.
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