El Gobierno municipal de Barcelona abre un proceso de reflexión y participación para elaborar un Plan Especial de Regulación de Alojamientos Turísticos. Este documento establecerá los criterios para una gestión global de los alojamientos y del turismo que permita preservar la caldiad de Barceloa como destino turístico y, al mismo tiempo, asegure que esta actividad no represente ninguna fuente de conflito con los vecinos. Todo ello para garantizar la calidad de vida de los ciudadanos y evitar alteraciones de orden público.
Como paso previo a la definición del plan, el Gobierno municipal ha acordado suspender oficialmente la concesión de licencias de todo tipo de alojamiento turístico en Barcelona. Con esta decisión, el Ayuntamiento detiene la emisión de licencia de hoteles, aparthoteles, apartamentos turísticos, pensiones, hostales, viviendas de uso turístico, residencias de estudiantes y albergues juveniles. La medida afecta a unas 30 licencias en trámite y nuevas peticiones, sobre todo proyectos hoteleros, entre los que se encuentran el de la Torre Agbar, adquirida por Emin Capital para convertirla en un hotel de lujo para la cadena Hyatt.
Aprobada la suspensión, ahora comienza un periodo participativo con todos los actores involucrados en el sector para elaborar el plan especial en el que se establecerán espacios que promuevan el debate y el diálogo. Además, se tendrán en cuenta las experiencia de otras ciudades turísticas europeas y se recogerán propuestas surgidas en reflexiones previas, como el Pacto Local para la gestión de un turismo responsable y sostenible. La previsión es tener a punto una propuesta inicial del Plan Especial de Regulación de Alojamientos Turísticos durante el primer trimestre de 2016.
La voluntad es crear un marco normativo que protega el turismo, tanto desde el punto de vista del visitante como del ciudadano. Para el consistorio, Barcelona debe aprovechar la importante fuente de riqueza que produce el turismo, alrededor de un 14% del PIB de la ciudad, pero se debe hacer compatible esta actividad con el día a día ciudadano e impedir que genere externalidades negativas, como problemas de convivencia, alteración del tejido social y económico de barrios enterios, y banalización o saturación del paisaje urbano.
Para elaborar este modelo de gestión, se tendrán en cuenta iniciativas que favorezcan un reparto equitativo de los beneficios del turismo en los 73 barrios de la ciudad, así como medidas para descongestionar las zonas sometidas a una presión ambiental y social más grande. Asimismo, se trabajará para mantener intactos los rasgos distintivos que dan carácter singular a la ciudad, como ahora la identidad propia de cada barrio y el comercio de proximidad.









