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    El renovado Parador de Jaén reabre sus puertas

    El Parador de Jaén abra sus puertas ayer. La vuelta a la actividad del establecimiento ha generado una gran expectación. Todas sus habitaciones estaban reservadas para el día de la reapertura y la previsión de ocupación supera el 90% durante la primera semana de funcionamiento.

    Todo está listo para que el Parador de Jaén abra sus puertas al público el próximo domingo 1 de marzo. La vuelta a la actividad del establecimiento ha generado una gran expectación. Todas sus habitaciones están reservadas para el día de la reapertura y la previsión de ocupación supera el 90% durante la primera semana de funcionamiento. La oferta de lanzamiento, vigente hasta el 31 de agosto, es de 115 euros en habitación doble con desayuno incluido.

    Una reforma que mejora notablemente el edificio
    Las obras del Parador de Jaén comenzaron en noviembre de 2018 y han finalizado en enero de este año. El Consejo de Administración de Paradores adjudicó la reforma, mediante concurso público, a la empresa Acciona Infraestructuras S.A por un importe de 3.304.000 euros. Los trabajos de decoración fueron asignados por licitación pública a la empresa Cidon por un importe de 844.646 euros.

    Debido a la situación del Parador de Jaén, que se encuentra ubicado en el Castillo de Santa Catalina, varias actuaciones llevadas a cabo se han centrado en la mejora de la accesibilidad del edificio. Para ello se ha instalado un nuevo ascensor y se han renovado completamente los aseos públicos para hacerlos accesibles a personas con movilidad reducida. En las 45 habitaciones se ha cambiado toda la carpintería y se han reformado los baños. También se han renovado todas las instalaciones, las cubiertas del parador y la cocina, que cuenta ahora con las dotaciones más modernas.

    Decoración con guiños andaluces
    En cuanto a la decoración, tal y como explican desde el estudio Cidon, adjudicatario de los trabajos, “nos hemos centrado en la arquitectura del Parador, donde se han resaltado la piedra, los arcos y las entradas de luz para que el visitante pueda percibirlo de mejor manera. Para conseguirlo los materiales y los tonos utilizados en textiles y maderas trasmiten el sosiego que busca todo aquel que se aloje en un parador. Hemos buscado un interiorismo atemporal con guiños a la tradición y artesanía andaluza”, señalan desde Cidon.

    Además, el equipo de Paradores ha recuperado y restaurado muebles, luminarias y elementos decorativos actualizando sus acabados y aspecto para que encajen en la nueva decoración del Parador.

    El renovado establecimiento jienense acogerá también varias piezas de la colección artística de Paradores: una talla hispano-flamenca, datada en el último tercio del siglo XV, y otra que representa a Santa Catalina de Alejandría, copatrona de la ciudad de Jaén, que da nombre al Parador. Además, en las paredes del establecimiento colgará, de nuevo, un curioso bordado del siglo XVI de exquisita factura, tejido con seda y oro, de especial singularidad por estar realizado sobre tela de saco. También se expondrá un tapiz flamenco del siglo XVII, que representa una escena de la historia del Rey David, y otro tapiz de excepcional calidad realizado por la Real Fábrica de Tapices, que representa la expedición de Bruto a Aquitania.

    AOVE y producto local, claves del éxito
    La apuesta gastronómica del Parador de Jaén gira en torno a su territorio. El producto local, de Km 0, centra su carta con un protagonista indiscutible: el aceite de oliva virgen extra que emana de esta tierra.

    El equipo de Cocina de Juan Mora, chef del Parador, ha preparado una carta donde los platos reflejan la cultura y la tradición culinaria de esta zona de España: hoyo aceitunero, ajilimójili, pipirrana con perdiz escabechada, croquetas de aceituna picual, papajotes con miel de Andújar, crema de carruecano, ochíos con morcilla de caldera, postres como bombón de AOVE y naranja o buñuelos de batata, todo ello acompañado de regañás de Andújar y regado con vinos con D.O. de la zona.

    La Hostería de Jaén, de menos a más
    En un cerro a 800 metros sobre la ciudad de Jaén se alza una de las fortalezas más impresionantes de Andalucía. En lo más alto, junto al castillo de Santa Catalina, el Parador es un edificio de nueva planta levantado por el arquitecto José Luis Picardo en 1965, levandado en el recinto de la fortaleza originaria del siglo VIII, mediante una construcción que iguala el aspecto militar y defensivo del resto del conjunto arqueológico.

    En un principio Picardo proyectó una pequeña hostería entendida como un establecimiento hotelero que sirviera para desahogar el tan concurrido albergue de Bailén. La hostería contaba con comedor, siete habitaciones con chimenea para huéspedes, habitaciones para mecánicos y taller. Su alta demanda hizo que el Ministerio de Turismo encargara al mismo arquitecto una ampliación del número de habitaciones, que se realizó en 1969.

    En 1978 el creciente desarrollo turístico de la zona permitió realizar otra intervención en el establecimiento jienense con otra ampliación, esta vez la definitiva, donde se construyó la piscina y se modernizaron las instalaciones. Como era costumbre en aquellos años el arquitecto encargado del proyecto también era el encargado de decorara su obra. Así, Picardo eligió materiales y muebles que recrearan el estilo medieval para ambientar el “castillo” como armaduras, escudos, armas, camas con dosel, fraileros… acompañado de una luz muy tenue para recordar las estancias del medievo.

    La última gran actuación en el Parador de Jaén se llevó a cabo en 1987 donde la Administración Turística llevó a cabo importantes trabajos para impermeabilizar las fachadas y las cubiertas, reforzó las balconadas de madera, reformó todos los baños y creó unas escaleras de bajada a la piscina, una cafetería y una sala para convenciones más acordes a las nuevas demandas del cliente.

    De Gaulle, huésped ilustre

    En la renovación del Parador de Jaén destaca la “habitación de Charles De Gaulle”, la que ocupó del 9 al 13 de junio de 1970 el que fuera presidente de la República Francesa durante un memorable viaje por España. En aquel momento era la número 13. Hoy, tras la reforma y reorganización del establecimiento, tiene el número 231 y está exquisitamente decorada con recuerdos de aquel ilustre visitante.

    En 1970, tras dejar la política, De Gaulle recorrió España en un viaje que tuvo gran impacto mediático, muy especialmente para Paradores, ya que en buena parte lo hizo alojándose en los establecimientos del Estado y conociendo la gastronomía española de la mano de uno de los mejores chefs de Paradores, Luis Benavides, que le acompañó durante todo su recorrido por el país.

    Su visita despertó una gran expectación por la fama que precedía al personaje y por lo curioso de la comitiva. Acompañado de un coronel cargado de mapas y compases, de su esposa, varios ayudantes y una cama a medida, el grupo viajaba en dos Citroën negros que fueron bautizados como los “tiburones”. El general se encontraba inmerso en la preparación de sus memorias, pero también estaba muy interesado en conocer algunos de los escenarios de las guerras napoleónicas en España. Además de Jaén, De Gaulle viajó a Santillana del Mar (Cantabria), Cambados (Pontevedra), Madrigal de las Altas Torres (Ávila), Toledo, Ojén (Málaga) y Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), entre otros. Fue su último viaje al extranjero, ya que murió cuatro meses después de su regreso a Francia.

    Quizá Charles de Gaulle fuera el personaje más ilustre que se ha alojado en este parador, pero no el único. En su Libro de Oro aparecen las dedicatorias de personalidades de la talla de Severo Ochoa, la actriz Melanie Griffith, el político Gregorio Peces-Barba o los Reyes eméritos de España, Juan Carlos y Sofía.