Durante 2025 el equipo de Madrid Fusión ha recorrido innumerables establecimientos para seleccionar a los hoteles que participarán en este campeonato. Los nueve nominados, que se agrupan en las categorías de Hoteles Boutique y Gran Hotel, serán evaluados por un jurado de expertos que en votación secreta tendrán en cuenta los méritos de cada uno.
Los ganadores de ambas categorías se darán a conocer en el escenario de Madrid Fusión Pastry durante la próxima edición de nuestro congreso que se celebrará los días 26, 27 y 28 de enero 2026. Al dúo de ganadores se sumará una mención especial destinada a reconocer los méritos de algún enclave hostelero en su apuesta por el café de calidad.
Hotel Lera (Castroverde de Campos, Zamora)

Los desayunos que Luis Alberto Lera brinda a los clientes alojados en su hotel, tan rústicos como sentidos, constituyen un trasunto de los almuerzos camperos de Tierra de Campos. Evolucionan según la estación, y se sirven en la mesa comunal del obrador, justo encima de una bodega subterránea del XIX. El pan candeal procede de una panadería próxima, el yogur y la mantequilla de leche de oveja, y las mermeladas caseras. A elegir, huevos fritos con torreznos, chorizo, salchichón y lomo de orza con vino espumoso. A veces, hasta sopas de ajo. De su huerta ensaladas, y para acompañar el café magdalenas o piezas de bollería tradicional. Todo muy cuidado a cargo del cocinero Adrián Fernández. Desayuno que suele concluir con una visita a la bodega subterránea.
Hotel Balarés (Ponteceseco, A Coruña)

La primera colación en este minúsculo hotel en plena Costa da Morte es un festín para los sentidos. Cada mañana la cocinera Silvia Facal prepara especialidades distintas, dulces o saladas, que sirve en un comedor encantador con el Atlántico a corta distancia: filloas, tortilla de patatas estilo Betanzos, tarta de chocolate, bizcocho, magdalenas, etc. Tentaciones elaboradas al momento que se suman a la selección de frutas frescas recién cortadas, a los quesos artesanos, a la bollería con mantequilla, a sus mermeladas, el pan de la panadería Forniños del vecino pueblo Ponteceso, y a las jarras de zumo de naranja recién exprimido. Detalles que hacen felices a no más de 16 clientes. Más exclusivo difícil. Mérito de Silvia y de su marido Rafael Varela, siempre risueños.
Hotel Nafarrola (Bermeo, Vizcaya)

Para desayunos a la carta el de Nafarrola, antiguo caserío vasco reconvertido en un hotel rural con solo ocho habitaciones en Urdaibai, reserva de la biosfera. Empeño y logro de los hermanos Josu y Gaizka Goikoetxea, quienes imprimen un sello peculiar la primera colación del día. Gaizka, el cocinero, antiguo discípulo del gran Hilario Arbelaitz, se aprovisiona de ingredientes locales: huevos ecológicos de un granja de Busturia; hortalizas del valle en el que se encuentran; quesos de diferentes caseríos; embutidos de la cooperativa de ganaderos Basatxerri; miel de abejas locales y el chocolate y café tostados en Balmaseda. Un espejo del entorno donde se encuentran. Soporte de propuestas tan afines a la tierra como la tortilla con bonito de Bermeo, los huevos revueltos con lomo Basatxerri, o las tortitas con intxaursaltsa y compota de manzanas.
Coolrooms Palacio de Atocha (Madrid)

Todo es exclusivo en este céntrico hotel urbano cuyo desayuno se ofrece bajo una carpa desplegada en un jardín interior junto a una antigua alberca. No hay bufé. El desayuno se sirve de manera personalizada de acuerdo con una carta de platos fríos y calientes a petición de los clientes. La oferta, sin sorpresas, abarca zumos recién exprimidos, que incluyen alguno detox y otros con el sello de la casa francamente buenos. Aparte, tés, chocolates y un café de calidad. A sus platos de huevos, preparados de distintas formas, se suma una gran bollería hojaldrada, chacinas ibéricas y varios fiambres. Y en un apartado independiente otro grupo con propuestas que la carta califica de saludables que incluyen revueltos de claras y salmón, y pancakes de avena. Un lujo urbano.
Hotel Huerto del Cura (Elche, Alicante)

Varios detalles singularizan los desayunos de este hotel: su ubicación en el palmeral de Elche, patrimonio de la humanidad; la asesoría del famoso pastelero Fran Segura, y la presencia de ingredientes locales, dátiles, algarrobas, embutidos y quesos de la tierra aparte de zumos de temporada como el de granada. El servicio es a la carta con arreglo a un menú degustación escalonado. En el primer pase –-Despertar–, zumos, infusiones, chocolate a la taza y cafés de especialidad. En el segundo –El Mercado–, bandejas con panes, jamón, embutidos artesanos, quesos y ahumados además de boles con frutas, mermeladas y una bollería hojaldrada. Con el tercero y último –Le Gourmad–, se brindan los platos de huevos y otros elaborados al momento. Además de los clásicos benedict, el cruasán con mortadela, tortitas con nata y los dos hitos de la casa, el sándwich mixto y los huevos en cocotte.
Sea Grill Puente Romano (Marbella, Málaga)

En el Sea Grill de Puente Romano, impresionan entre otros factores su estratégico emplazamiento frente al Mediterráneo, su inacabable surtido de frutas y productos frescos de temporada, exóticos o cotidianos, y la profesionalidad del servicio que lo atiende. A la entrada un cortador de jamón ibérico de bellota recibe a los clientes. Y a lo largo de sus espaciosas estancias dos puestos de platos calientes, donde se preparan recetas exóticas, huevos de muchas formas, crêps y torrijas. El bufé, bien atendido, contiene ahumados, chacinas ibéricas, embutidos cocidos y una selección de quesos españoles e internacionales. Aparte, zumos naturales, vinos espumosos, piezas de bollería hojaldrada, panes, churros y tartas.
Castilla Termal Monasterio de Valbuena (San Bernardo, Valladolid)

a solemnidad de los desayunos de este lugar discurre en paralelo al monumento donde se encuentra. Monasterio de origen cisterciense del siglo XII, en el corazón de la Ribera del Duero, joya de la arquitectura del medievo. Combina el servicio de bufé con la carta de platos calientes al momento, fundamentalmente huevos provenientes de gallinas negras castellanas de su propia granja. Sus magníficas chacinas de ibérico que incluyen un gran jamón se complementan con amplios surtidos de frutas, zumos naturales y una bollería de mantequilla que presta especial atención a los cruasanes. Todo con un respeto obsesivo por los proveedores de proximidad como los quesos y lácteos de pequeños artesanos locales. Café de mucha calidad e infusiones.
Ushuaïa (Ibiza)

he Unexpected breakfast es el eslogan con el que en este hotel define la primera colación del día, mezcla de música, hedonismo y propuestas imaginativas. Como muestra de su atrevimiento la noria repleta de chuches y la fuente que chorrea chocolate caliente. Parece incomprensible que un hotel particularmente bullicioso en los meses de verano pueda ofrecer un desayuno tan completo. Hasta tal punto que el lugar donde se sirve se mantiene ocupado por la discoteca del hotel hasta bien avanzada la madrugada. Su apuesta por la calidad comienza con la parada de Jamón 5J y chacinas ibéricas. Preludio de las numerosos puestos en las que se ofrecen carnes rojas a la brasa, ostras recién abiertas, crêps y gofres al momento, yogures, anchoas, y platos de huevos. Cuidan la bollería y el pan. Tampoco faltan sus rincones healthy, vegano y de kilómetro 0.
La Residencia Belmond (Deia, Mallorca)

Su desayuno discurre entre frondosos jardines, en la sierra de Tramontana con una oferta particularmente bien organizada. Cuatro copiosos bufés repletos de platos calientes y fríos ocupan las estancias de sus antiguas casas de campo con algunos detalles que sobresalen: el zumo de naranjas de Sóller, excepcional, exprimidas al momento; los fiambres cortados con la máquina Berkel a petición de los clientes; las mermeladas caseras que se recrean en albaricoques, ciruelas y naranjas de la isla; el rincón de chacinas mallorquinas, donde se alojan el camaiot, la sobrasada, llonganiza, butifarras, fuets y carn i xua, y, por último, la bollería local a la que no son ajenas grandes piezas de ensaimadas, aparte de crêps y tortitas. Todo bajo la supervisión de un servicio atento que cuida los detalles. Elegancia en la primera colación del día.
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