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    Reabre Posada Terra Santa de Hidden Away en Palma de Mallorca con nuevo interiorismo

    Ubicación privilegiada, historia, arquitectura y carácter mediterráneo, conforman la personalidad de este espacio de bienestar consagrado como uno de los hoteles boutique más exclusivos para reconectar y sentirse parte de la isla mientras se descubre la idiosincrasia y el sabor de la Palma más auténtica, que acaba de ser renovado con interiorismo del neoyorkino Rockwell Group.

    ©Manolo Yllera

    Un edificio con alma, personalidad definida, historia y valor arquitectónico fue el inicio de Hidden Away Hotels, la cadena familiar de hoteles singulares que Carmen Cordón e Ignacio Jiménez iniciaron en 2014, cuya filosofía consiste en la pasión por el descubrimiento de lugares con identidad propia que han quedado relegados al abandono con el paso del tiempo, a los que devolver su antiguo esplendor. El antiguo palacete del siglo XVI en ruinas escondido entre las sinuosas callejuelas del céntrico barrio Canamunt, en Palma de Mallorca, les robó el corazón y decidieron rehabilitarlo para fundar el primero de los hoteles de la cadena: Posada Terra Santa. Ahora, diez años después, el hotel reabre totalmente renovado, con un nuevo estilo e interiorismo que firma el reputado estudio de arquitectura y diseño de Nueva York Rockwell Group, al frente también del interiorismo de los hoteles cinco estrellas de la cadena: Gran Hotel Inglés en Madrid y Seda Club Hotel en Granada.

    Donde el tiempo se para

    Ubicado en una calle sin salida, detrás de la Plaza Mayor y de la Catedral, en pleno casco antiguo de Palma, Posada Terra Santa es un palacete que perteneció a los Barones de Boixadors, así lo atestigua la primera documentación escrita que se tiene de este edificio noble que data de 1576. Se cree que fue lugar de gran actividad donde el barón de Bunyolí tenía sus oficinas administrativas: recaudaban impuestos, resolvían litigios, almacenaba mercancía, compraban y vendían y se llevaban a cabo todo tipo de asuntos financieros. Este documento señala su origen gótico que quedó al descubierto en 2014, cuando se comenzó a rehabilitar el edificio y se descubrió que éste escondía en su interior una secuencia única de cinco arcos góticos ojivales de medio punto que conectaban la manzana entera. Un valor arquitectónico especial que ahora está a la vista de todos sus huéspedes, también en elementos recuperados y expuestos en el hotel como las tinajas que se usaban para almacenar grano y alimentos de la cosecha de las tierras del barón. Incluso cuenta con un ventanal renacentista en la fachada (catalogado como Bien de Interés Cultural) y el escudo de armas original del edificio con el emblema heráldico de la familia Boixadors que da vida a la imagen que Posada Terra Santa tomó para sí, el ciervo.

    Con su apertura en 2014, Posada Terra Santa fue pionero en el sector de los hoteles boutique de lujo en el centro de Palma y supuso el inicio de la rehabilitación de la zona conocida como Canamunt, antes considerado ‘barrio chino’ del casco antiguo y que ahora está en auge gracias a su agitada vida cultural en la que teatro, galerías de arte y locales de artesanía y repostería tradicional conviven en armonía. Aprovechando este buen momento y coincidiendo con su décimo aniversario, el hotel reabre con una nueva estética que transmite calma y serenidad, lleno de puntos de luz natural, es puro Mediterráneo e invita a dejarse llevar por el silencio que se vive dentro de sus muros. Porque, aunque el hotel esté en pleno centro de la ciudad, su especial ubicación en una calle cul de sac –expresión mallorquina para denominar a las calles sin salida– hace que el ruido aquí no llegue. En Posada Terra Santa, sus propietarios han conseguido eso que tanto se busca en el ritmo cotidiano actual: que se pare el tiempo.

    Lujo que pueden disfrutar sus huéspedes en cada una de las 26 habitaciones del hotel, todas distintas entre sí, divididas en cinco categorías, una de ellas la Suite de Barón y distribuidas en 3 plantas. Además, Posada Terra Santa cuenta con una extensión en un edificio anexo, Samaritana Suites, en el que ofrece nueve apartamentos de lujo, que disfrutan de los mismos servicios del hotel, y ofrecen una experiencia diferente.

    Pasado y presente en el nuevo interiorismo de Rockwell Group

    ©Manolo Yllera

    Barro, cestería, tejidos y materiales orgánicos se dan la mano en cada uno de los rincones del nuevo Posada Terra Santa. La intervención del estudio neoyorquino Rockwell Group ha tomado como punto de partida el patrimonio histórico que representa el edificio, lleno de alma y pasado, y ha apostado por los artesanos y los oficios tradicionales de la isla como la alfarería, la cestería y el arte, para llenar de vida el hotel a un ritmo lento. Elementos que a través del slow desing han logrado conectar de forma sostenible con la tradición, la cultura y el contexto a través de las diferentes capas que esconde el hotel y que el huésped va descubriendo.

    Para ello el estudio ha tomado como punto de partida su marcada personalidad, la atemporalidad que posee y ha reinterpretado su pasado respetando la tradición y tomando lo natural y orgánico como hilo conductor para lograr transmitir y crear un espacio de bienestar, dónde el tiempo transcurre despacio y dónde se experimenta conscientemente cada minuto desde que se abre la puerta del hotel. Han optado por el uso de materiales como la cerámica, la piedra natural, la madera en bruto, texturas rugosas ypredominio de tonos terracota y colores neutros en las zonas comunes. Elementos que se repiten en las habitaciones en las que el color es más atrevido y saturado, con predominio del rojo, para marcar el destino final del viaje de los huéspedes por los espacios del hotel y dónde se han agregado nuevos revestimientos con textura a las paredes, renovado armarios e instalado un nuevo tocador de travertino en los baños. Dotadas del máximo confort con colchones de 34 cm de altura, sábanas de algodón egipcio 300 hilos, amenities de L’Occitane, y la última tecnología ‘Rain dance’ en las duchas y tableta suitepad para una mayor conexión con el huesped. Además, el nuevo Posada Terra Santa ha eliminado todo el plástico apostando por materiales biodegradables y no de un solo uso como muestra del compromiso del hotel con la sostenibilidad.

    Calidez y serenidad en todas las estancias

    La nueva propuesta de interiorismo ha dotado de calidez a todas las estancias y se percibe nada más cruzar el umbral de Posada de Terra Santa y entrar al patio de estilo gótico lleno de elementos renacentistas restaurados y respetados tal y como fueron concebidos en el siglo XVI que se entremezclan con paredes de yeso color terracota, una escalera de caracol y contraventanas de madera. Colores neutros que siguen en el interior y dejan protagonismo a otros materiales como el mostrador de madera en bruto, las mesas de piedra y las alfombras de textura natural que dan la bienvenida al viajero en la recepción del hotel.

    Tonos y detalles que se perciben en cada una de las zonas comunes como el Salón Inglés, un espacio de lectura muy versátil que hace también las veces de sala de reuniones, reservado para grupos y eventos de empresa que se organizan al detalle y de forma personalizada.

    En el restaurante, La Despensa del Barón, hay una mayor implementación de color y texturas y siempre predomina la terracota. Los materiales se conectan con la artesanía local de tableros de cerámica, obras de arte que hacen referencia a tejidos tradicionales y acabados arquitectónicos como la pared de entrada de terracota rugosa sin vidriar y la pantalla privada junto a la cocina. En cuanto a la gastronomía, el restaurante propone una carta de cocina mediterránea honesta en la que sobresale el producto local mallorquín. Abierto al público de miércoles a domingo para comidas y cenas, este espacio rebosa historia ya que está ubicado bajo los cinco arcos góticos descubiertos en la rehabilitación del edificio. Aquí tienen lugar también los aclamados desayunos a la carta del hotel en el que destacan las frutas que compran diariamente en el próximo Mercat de L’Olivar, los embutidos del Mercat de Pere Garau y la sobrasada y camaiot de Llorenç Cerdà, en la localidad de Porreres.

    Para lograr una experiencia de relax total, el hotel ofrece una zona de bienestar ubicada en el que fue el antiguo depósito de grano del edificio y que cuenta con un hermoso techo abovedado. Está dotada de sauna, piscina templada y es de uso privado para que los huéspedes puedan disfrutar en completa intimidad. Además, tiene también una cabina individual con una cuidada selección de tratamientos corporales, faciales, masajes y rituales utilizando terapias milenarias naturales. Y cuenta con un equipo de terapeutas para asesorar a los huéspedes sobre el mejor tratamiento según las necesidades y tipo de piel.

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