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Esta categoría de los Premios a la Iniciativa Hotelera se encarga de reconocer a aquellos establecimientos ubicados en un entorno rural que ofrece al viajero no solo un alojamiento típico de la zona en la que se encuentra, sino actividades relacionadas con la propia idiosincrasia del lugar.
El último hotel en conseguir este galardón fue el Consolación (foto), de Monroyo (Teruel), en la edición de 2011. Ubicado en el corazón de la comarca del Matarraña, está construido junto a la ermita de Consolación. Del hotel, que le roba el nombre a la ermita, llama la atención su gran vocación naturalista. No tendría sentido haber llegado hasta este rincón de Teruel para encerrarse entre cuatro paredes. Por eso, las habitaciones solo tienen tres. La cuarta se ha reemplazado por un ventanal a través del cual se obervan montañas de perfil suave forradas de pino y sin ninguna construcción a la vista. Las 10 habitaciones son cubos individuales revestidos de madera colocados sobre un acantilado a los que se llega a través de un jardín. A ellas hay que sumar otras dos, que ocupan el primer piso de la antigua vivienda del ermitaño, un edificio de origen barroco. En cuanto a su gastronomía, los platos de su restaurante se basan en los productos del Matarraña y respetan las estaciones del año.
Antes del Hotel Consolación, habían conseguido el premio al Mejor Hotel Rural el Aire de Bardenas de Tudela, en Navarra (2008), el Son Brull de Mallorca (2006), el Juncal de Málaga (2003), la Emirta de León (2001), Son Bernadinet de Mallorca (1999), Mas de Torrent de Girona (1997), el Hotel de la Villa de Segovia (1995) y La Rectoral de Asturias (1993).
